miércoles, 8 de abril de 2009





















Leo en tus ojos verdes que tienes ganas de vivir, que no entiendes de inflaciones ni altos precios, que ves que hay amor en el verde, y que en el verde hay amor. Es sistemático.


Dicen que en las facciones de la cara se configuran los rasgos que predominan en cada uno. Me da igual creerlo o no, pero se que por eso abres los ojos, y dejas que la luz nos llegue con la longitud de la onda verde. Yo se que es por eso por lo que hay personas con la boca muy pequeña, con apenas labios; con los ojos sobrecogidamente cerrados e incluso con unos pabellones auditivos bárbaros.


Se que con mirar una foto de carnet podremos conocer mucho y nada de quien aparece en ella, tan solo por cuestión de tamaños y proporciones, de aperturas y de maneras de proyectar al exterior. Somos una jodida mezcla con patas, una amalgama genética plásticamente modificada con cada día que pasa, con cualquier mínimo pensamiento en que creemos. Será que somos filtros de aires que nos llegan. Será que estamos vivos y que como la vida y la podredumbre, estamos constantemente en movimiento. Será que no hay más vida en la vida que en un cadáver que se descompone.


Será que no es vida eso a lo que llamamos vivir, será que hay energía, sera que hay amor, que la energía es amor, que no hay amor, pero si energía, que hay inflación, será que no se qué significa inflación.


Por eso hay gente con la boca pequeña; gente que enmudece y prefiere escuchar; hay ojos diminutos, porque no quieren ir más allá de si, al exterior. Por eso hay quien tiene orejas que no se pliegan para no perder ni un fragmento de tu voz. Por eso hay frentes doblemente arrugadas, y señoras que, de tanto apretar, convierten sus labios en un haz de pliegues.


Sin embargo tú no tienes la boca pequeña, ni los labios, ni arrugas en la frente y creo recordar tus orejas con un tamaño razonable. Ni siquiera tienes unos ojos sobrecogidamente pequeños.


Los tuyos son grandes. Son verdes y reflejan la luz de la onda verde. Será que lo tuyo es mirar al exterior.